viernes, 8 de febrero de 2013

Dieta y ejercicio contra el gen de la obesidad


dieta mediterranea
La combinación de dieta saludable más ejercicio físico anula la predisposición genética a la obesidad, según el Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn), quien ha realizado un estudio que se ha publicados en 'Plos One'.


"Finalizada la investigación, la conclusión es muy clara: la práctica de ejercicio físico y la alimentación es clave para compensar la mutación de los genes FTO y MC4R de manera que las personas que la padezcan no tienen por qué ser obesas siempre sobre todo cuando practiquen deporte y tengan un alto grado de adherencia a la dieta mediterránea". Un hallazgo que abre una puerta de esperanza frente a la creencia de que contra la genética no se podía luchar.
El estudio se centró en el análisis de los dos principales genes relacionados con la obesidad: el FTO y el MC4R. Mientras el FTO, también conocido como 'gen de la masa grasa', es el principal gen asociado con obesidad; el gen MC4R es el segundo gen en relevancia en los estudios de genoma completo asociados a la obesidad.
Para determinar si su vinculación con el peso corporal se podía modular a través de la dieta y el ejercicio físico, los investigadores trabajaron con una muestra de 7.052 participantes del estudio PREDIMED, midiendo la adherencia de estos a la dieta mediterránea y a la actividad física mediante cuestionarios y analizando la presencia de las variantes en ambos genes.
gen de la obesidad

"Tras analizar los resultados observamos que los efectos del gen FTO confiere una predisposición a la obesidad asociándose significativamente con un mayor índice de masa corporal (IMC), circunferencia de cintura y prevalencia de exceso de peso, mientras que el gen MC4R tenía efectos aditivos, de manera que las personas con presencia simultánea de ambas variantes genéticas presentaban mayor peso que si solo tenían una de las variantes", ha señalado Corella.
No obstante, esta experta ha matizado que estos efectos genéticos no son uniformes para todas las personas, "sino que están modulados por el ejercicio físico y la dieta mediterránea".
"En lo relativo a la interacción de estos polimorfismos con el estilo de vida, pudimos comprobar que en sujetos sedentarios la asociación de esta variante con un mayor IMC o riesgo de obesidad era mayor que en sujetos activos, en los que prácticamente se contrarrestaba esta mayor predisposición genética", ha asegurado.

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